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jueves, 9 de marzo de 2017

La herida cicatrizo

Era una herida que parecía ser inofensiva aunque no paraba de salir sangre trataba de limpiarme con mi camiseta y hacer algo de presión luego de un mes cicatrizó completamente.  El tiempo pasa rápido y precisamente recuerdo aquella herida que tuve.

Fue un martes por la tarde acababa de salir del control médico mensual era hora pico donde todo el mundo sale a tomar el transporte para sus casas el tráfico altamente congestionado y ver tanta gente en esos buses rojos. Opte por caminar, esperar a que el tiempo pasara para subir al transporte un poco menos congestionado reflexionado sobre todo y nada.

Camine varias cuadras hacia el centro, mi mirada se detiene a una persona con un costal al hombro se le cae una botella de plástico. La levanté del suelo y se la entregue en su mano, alcanzó a percibir que era una señora muy delgada, cansada me dio las gracias aprovechando también en pedirme algo de tomar. Resulte comprando dos latas de SPEED energizantes. Al terminar  ella me agradece por lo compartido.

Por lo general las personas que reciclan habitan la calle y esta no era la excepción su figura era chupada por el consumo de drogas algo que le pregunte pero ella negó.  Aunque negara su consumo para mí era algo fácil de descifrar no sólo al ver sus manos sino en las incoherencias que decía en la conversación. Se me ocurrió acompañarla al centro de acopio de reciclaje, algo lejos pero decidí cargar el costal con ella varias cuadras.  

Estuve caminando cerca donde era mi anterior trabajo la ACJ Asociación Cristiana de Jóvenes – estuve trabajando en el programa de familias con bienestar y se sector era muy conocido para mí.  Tal vez por pena o vergüenza prefirió decir que no consumía. La gente que pasaba por nuestro paso me miraba con asombro al ver que yo le cargaba su costal de reciclaje pero también sentía la indiferencia de las personas en el recorrido. El desprecio que viven las personas que reciclan es grande.


Al llegar totalmente agotado con la Señora estuvimos seleccionado por aparte el vidrio, el papel y el plástico por todo lo que estuvimos cargado quede impactado por lo poco que la señora recibió por ese material 4.000 pesos equivalentes 2 dólares que por lo general invierten en el consumo de drogas ya que por lo general la gente les regala comida y poco les interesa salir de esa condición.

Cuando estuve organizando las botellas me corte con el filo del pico de una en un dedo de mi mano izquierda la sangre comenzó a brotar sin parar. La señora se sentía agradecida y apenada por la compañía. Al cerrar la tarde y entrar la noche la invite a ella y a otro reciclador a comer quienes estaban asombrados pese a que en estos momentos me encuentro sin trabajo me dio pesar al saber que escarban la basura para encontrar que comer.  No me interesa juzgarlos por su condición solo sé que Dios proveerá un futuro mejor para quienes compartimos esa cena de aquella noche.


Es una realidad triste, lo poco que ganan estas personas con tanto esfuerzo es para suplir su vicio seres humanos con diferentes historias una sociedad indiferente que pasa por un lado de aquellos invisibles. Al llegar a casa me lavo la herida  tratando de desinfectarla y esperar a que cicatrice.