Estuve visitando el Museo del Oro en estos días de lluvia en Bogotá, he
ido en algunas ocasiones pero cada vez aprecio cosas diferentes en este espacio
de aprendizaje y encuentro con nuestra cultura.
Quienes tenían acceso a este museo en sus inicios eran las personas
ilustres de la alta sociedad de la época hoy por fortuna todas las personas
tenemos acceso a este lugar del Banco de la República diseñado en los años 60
al frente del parque Santander y de la Iglesia de San Francisco en el centro de
Bogotá.
Las salas nos presentan las diferentes piezas de orfebrería, alfarería como
también objetos en conchas, textiles entre otros de las culturas indígenas del
territorio Colombiano, evidencian un desarrollo y la concepción que tenían con lo
espiritual.
La primera pieza que tuvo el museo era el Poporo Quimbaya que los indígenas
utilizaron para el mambeo de las hojas de coca durante sus ceremonias religiosas
este ejemplar fue elaborado en el año 301 a.C. El Museo del Oro recupera este
objeto para la preservación del patrimonio culturar que anteriormente no tenía
el control suficiente que actualmente tiene para recuperar este legado.
Otra de las piezas que siempre me ha llamado la atención es la
balsa Muisca que tiene toda una simbología del heredero al cacicazgo
haciendo alusión a la leyenda del Dorando donde su comunidad lanzaba objetos de
oro y esmeraldas para rendirle culto a sus dioses, dicha pieza data aproximadamente
del 600 – 1600 d.C. Existía otra balsa Música hallada en las lagunas de Siecha,
fue llamada la balsa de Siecha encontrada en 1856, la cual era de propiedad de
un coleccionista alemán Salomón Koppel que la vendió al Museo Real de Berlín por
ese entonces no existía ninguna legislación Colombiana que protegiera su
patrimonio histórico por ese entonces la pieza salió del País y al llegar al
puerto de Bremen desaparece la Balsa de Siecha en un incendio.
Imagen de la Balsa de Siecha que se destruyó en un incendio al llegar al puerto de Bremen.
Hoy en día diferentes piezas de nuestra cultura emigraron del País y están
exhibidas en otros Museos y esperan ser repatriadas por medio de la Unesco; como
por ejemplo el tesoro Quimbaya 123 piezas de Oro y algunas piezas de cercanía que
un Presidente de turno le regalo a la Reina Española. Cuando pienso en lo anteriormente citado me imagino la gran cantidad de oro saqueado en galeones sin tener en cuenta la representatividad de las piezas históricas con una ruptura de culturas que se presentó en la imposición de otras creencias.
Son tantas las historias que albergan este tipo de piezas que un
recorrido no es suficiente para seguir regresando y reencontrarnos con nuestras
raíces que se complementan con las diferentes culturas que rodean nuestro
continente. Es frecuente ver como gente de diferentes países o ciudades del territorio
Colombiano para apreciar el Oro que no se extravió.
Hoy primero de Mayo día internacional del trabajo albergo la esperanza
de encontrar el trabajo que espero por el momento sigo estudiando y terminando
la especialización en Gerencia Social que comentaré en mi próximo post la
experiencia que he tenido con este objetivo que tengo.
Aquí las diferentes piezas del Museo del Oro que pude apreciar en esta visita